lunes, 23 de noviembre de 2015

Anticoagulantes

Los anticoagulantes (también conocidos como antitrombóticos) impiden la formación o el crecimiento de coágulos sanguíneos. Son importantes porque en la insuficiencia cardíaca a menudo se forman coágulos en el corazón o los vasos sanguíneos.
Aunque se suele decir que los anticoagulantes fluidifican la sangre, en realidad no actúan permitiendo que la sangre fluya con más facilidad por los vasos. Lo que hacen es evitar que la sangre se detenga (y se coagule) donde no debe.
La acenocumarol es el anticoagulante más habitual y se presenta en comprimidos. La dosis de warfarina varía entre las personas. Su médico o enfermera determinarán el índice normalizado internacional (INR) con frecuencia, sobre todo al principio de su tratamiento para establecer la dosis correcta. Es importante que no omita ningún comprimido ni tome dosis de más. Si lo hace, informe a su médico.
A veces podrá recibir un anticoagulante en inyección (habitualmente un tipo de heparina) en vez de acenocumarol , quizá si está hospitalizado por un procedimiento médico o tiene dificultad para tragar.
Reacciones adversa
Los anticoagulantes aumentan la tendencia a sangrar, lo que suele manifestar como moratones. Sin embargo, también aumenta el riesgo de una hemorragia grave, aunque es bajo.


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